El teléfono móvil del Cole, un ratón de ordenador, algo de dinero y una maquinita medidora de azucar en sangre, es el triste botín que un grupo de desalmados ha conseguido en su asalto al Colegio en la noche del domingo. Y para ello, han destrozado puertas, cristales, cerraduras, armarios, cajoneras...que valen muchísimo más de lo conseguido en su botín de guerra. ¡Admirable!. Un asalto al Colegio con nocturnidad y alevosía, que marca un antes y un después, pues nunca hasta hoy se había usado la fuerza, la violencia, el destruir por destruir, el hacer daño por hacerlo, a lo largo de toda la historia del Colegio.
Pero lo más importante: no se han llevado solo su triste botín de guerra que suponemos hará felices durante un tiempo a estos descerebrados; se han llevado por delante la ilusión, el trabajo y las ganas de todo el profesorado, de la directiva de la AMPA, de Fernando el portero, Loli la limpiadora, de Montse la concejala y de muchas más gentes de El Campillo que ven con preocupación como la actuación irracional de algunos gamberros van dando al traste con un modelo de convivencia, de pueblo y de colegio que hasta ahora era admirable.
Algunos lo justificarán diciendo que es el signo de los tiempos y se conformarán con no hacer nada. Nosotros pensamos que no, que hace falta actuar para evitar estos comportamientos. Esperemos que las huellas dactilares y pistas recogidas por el equipo de la Policía Científica de Osuna aporten la identidad de los culpables. Y que la colaboración de los vecinos de El Campillo pueda ayudar a la identificación de los mismos. Desde aquí pedimos, a todo aquel o aquella que haya visto algo, lo denuncie por el medio que tenga a su alcance.
